Tradiciones y
religión
Los tarahumaras son muy religiosos pero
practican sus creencias al margen de iglesias. De acuerdo a reconocidos
científicos como Richard Evans Schultes y Wade Davis este pueblo es digno de admiración,
pues ha preservado muchas de sus costumbres, a pesar del dominio y la
imposición de las iglesias europeas.
Se organizan en torno a los cantores
(maynates) y rezadores, ancianos que ofician y conducen las ceremonias al ritmo
de sus sonajas que hacen con bules y sus cantos guturales donde van narrando y
describiendo la vida de los animales del monte como los lobos, coyotes, mulas y
zopilotes.
Gran parte de las tradiciones actuales
de los rarámuris son una apropiación de lo aprendido de los misioneros jesuitas durante los casi 150 años que
convivieron en la época colonial. (Luis G. Verplancken)
Sus complejas celebraciones
místico-religiosas están conformadas por danzas,
tesgüinadas y ofrendas, en las que nunca falta la bebida tradicional de maíz
llamada tesgüino. Para ellos la danza es una oración; con la danza
imploran perdón, piden lluvia (para propiciarla se baila la danza de “dutuburi”),
dan las gracias por ella y por la cosecha; danzando ayudan a "Repá
betéame" (El que vive arriba), para que no pueda ser vencido por
"Reré betéame" (El que vive abajo).
Puede afirmarse que el tarahumara ha
conservado su vieja cultura con sorprendente tenacidad. Desde hace varios
siglos emplean los mismos dibujos, los mismos símbolos en sus obras artísticas,
en sus fajas, cerámica y cobijas. A sus muertos continúan dejándoles comida
para el viaje sin retorno y les "ayudan" a subir al cielo mediante la
celebración de tres o cuatro fiestas, según si el difunto es hombre o mujer.
Aunque en muchos casos el significado de ritual ha desaparecido, éste ha
demostrado gran vitalidad para subsistir.
Todos sus movimientos se han mantenido
vivos, latentes y aún han influido en algunas ceremonias de la Iglesia católica. La
existencia del patio para las ceremonias rituales, el humo, que es el incienso
del tarahumara, el rocío de los cuatro puntos cardinales, y los cánticos
ininteligibles se practican religiosamente, pero no pueden los tarahumaras
darnos una explicación mitológica de todo esto.
El Chamán (sukurúame) emplea prácticas
ocultas para hacer el mal. y el Owiruame es el sanador bueno, en los días
antiguos se transportaba de un lugar a otro en forma de ave, al llegar a su
destino recuperaba su cuerpo, a veces viajaba junto con su familia.
El chamán es el guardián de las costumbres
sociales de un pueblo. Sus obligaciones como especialista ritual y terapéutico
le obligan a ser un defensor del orden tradicional. Su función es establecer un
equilibrio entre el cuerpo y el cosmos. Algunos chamanes utilizan el peyote (híkuli) para sus curaciones, esta
planta alucinógena tiene un uso restringido y sólo los chamanes saben la
cantidad que se utilizará, así como su recolección y almacenamiento. Se usa
como ungüento en la piel para sanar reumatismo, mordeduras de serpiente y otras
dolencias. En ciertos lugares solo se usa el Jiculi para curar, y en otros la
Bakanoa, son plantas sagradas que tienen asegurada su territorialidad. y los de
un lugar no se atreven a mencionar la planta del otro lugar.